UN
CUADRO EN MOVIMIENTO
"La joven de la perla" es una de esas
películas que fascinan más por la belleza de sus imágenes que por la
historia que encierran. Esa sería la mejor definición para esta película
pequeña, sutil y preciosista que consigue captar la atención del espectador
desde el primer fotograma, donde la comida encima de la mesa de la cocina
puede incluso olerse a través de la pantalla.
La historia que explica
la película es simple y al mismo tiempo sugerente y nos cuenta como
la joven Griet, encarnada perfectamente por Scarlett Johansson (ha nacido
una estrella!!!), entra a servir a casa de Johannes Vermeer (interpretado
por un insípido Colin Firth), un famoso pintor de barroco centroeuropeo,
entablándose una enigmática relación entre ambos, donde el entendimiento
artístico se sitúa en un plano casi erótico lo que provoca los celos
y las envidias de la mujer del pintor y de una de sus hijas.
La historia
se basa en una conocida novela del mismo título y propone un juego donde
realidad y ficción se mezclan, ya que tanto el pintor como las obras
a que se hacen referencia son auténticas, pero la historia de amor soterrada
con la sirvienta es una fabulación novelesca de lo que pudo haber sucedido.
La historia podría haber dado más de sí, algunos personajes secundarios
están bastante desdibujados y algunos son francamente prescindibles
como el hijo del carnicero que en la película entorpece bastante la
relación entablada entre pintor y sirvienta, sin embargo todas esas
carencias se suplen ampliamente con la calidad de sus imágenes y es
que la belleza de la fotografía recreada por Eduardo Serra (le robaron
el oscar!!!) consigue transmitir toda la emotividad de la obra de Vermeer
a través de los encuadres de cámara, convirtiendo la pantalla en un
lienzo, donde las imágenes son cuadros en movimiento de una plasticidad
exquisita.
La luz se convierte en un personaje indispensable para la
trama.
Mención aparte merece también la banda sonora creada para la
ocasión por Alexandre Desplat que sabe subrayar la emotividad de las
imágenes con una gran composición cuyo leit-motiv encaja a la perfección
con las sensaciones a transmitir.
En definitiva, una película para corazones
sensibles, atraídos por el arte, que busquen un film sin estridencias,
con un ritmo pausado y contemplativo donde puedan recrearse con las
imágenes y la interpretación de Scarlett, un valor en alza. Poca gente
saldrá decepcionada de la sala, esta es una de esas películas que te
dejan un sabor de boca de haber visto verdadero cine.
U.C. (Daniel Farriol)